lunes, junio 8

La botella y su licor

otro dia mas...arriba, el intrincado sol; abajo, Asterion...

Hubo una vez una botella de un licor fuerte, muy fuerte. Al saborearlo parecía un manjar de Dios, pero en el dulzor y en los tonos frutales, se escondía un encantamiento poderoso, indisoluble. Un encantamiento que se fue revelando de a poco como una maldición sin cura y una proyección de lágrimas sin fin.

Sin darme cuenta, ayer tomé una botella antíquisima y lo recordé, allí había guardado el resto de aquella ambrosia que, extrañamente, aún conservaba toda su magia frente a los sentidos. Casi irónicamente la volví a compartir, quizás sin medir la significancia de nuevamente embrujar un paladar y de encerrar un corazón en espinas, condenandolo a sufrir en cada latido... desde aquí en adelante, in crescendo... hasta la eternidad... aunque sea sólo como una cicatriz.

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