martes, febrero 8

otro dia mas...arriba, el intrincado sol; abajo, Asterion...

Al parecer han pasado nueve años y aparecen nuevamente las cabezas rodando en el laberinto de Asterión. No lo quise hacer, en realidad... sólo se lo que hago cuando veo la sangre corriendo y los ojos secos sin expresión mirandome con cara de piedad no encontrada...

Y en el fondo, no sé si es el destino, ingenuidad, o qué... sólo sé que quedo inerme frente a estos pasillos que siguen apareciendo como si fuesen nuevos, pero no... son más antiguos que las mismas memorias de Asterión y por lo que he podido ver, vienen en la sangre.

Acaso mi sangre predetermina los errores que cometeré?
De dónde saco fuerzas para vencer al tedio, a la amargura y al desazón?
Un minotauro debería poder con ello, quizás debería erigir mandamientos y recurrir a ellos en momentos de flaqueza, y recordar la fuerza inspiradora del fracaso...

Si... queda poco tiempo antes de que lleguen los ciudadanos a encerrarme...
ahora lo único que me encierra es el "amor"... ha... a veces es mejor así...

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